El álbum de mi cabeza, por Emilia Casiva



Acerca de “Figuritas”

Figuritas inauguró días antes de que empiece el Mercado de Arte de Córdoba, aunque sin formar parte del evento. La feria de galerías es un momento intenso para las artes visuales de la ciudad, un momento en el que esfuerzos, expectativas, realidad y puesta en escena se miden unos con otros. Según la información oficial, en 2016 la feria duplicó las ventas del año anterior, por un total de $3.710.677 y vio desfilar por Córdoba artistas, coleccionistas, funcionarios, galeristas, editores, gestores y curadores de todo el país. El arte contemporáneo cobra en el trabajador inmaterial, en el profesional freelance, en el joven autogestivo y flexible, su costado biopolítico. Y entre ser un autoexplotado full time y una figurita, se abre el camino de espinas.

Bajo la curaduría de Carla Barbero, Figuritas puso en diálogo trabajos de dos artistas nacidos en los ochenta: Adrián Villar Rojas y Tomás Quiroga. La primera exhibición del primer museo de arte contemporáneo de la ciudad, no puede pensarse entonces por fuera de estas coordenadas: nacida a mitad de agosto, podríamos decir que Figuritas es Leo con ascendente en Eggo.

Melancolía & Precariedad
Ahora bien, como señalaba Boris Groys, si “todo puede ser interpretado, de un modo u otro, como un efecto de las fuerzas del mercado”, entonces “el valor de tal explicación es casi nulo ya que lo que sirve como explicación para todo, deja de explicar lo particular”.

La obra de Villar Rojas Sin Título (Turistas), pertenece a la colección de Unidad Básica. Parte de una serie de siete collages denominada Hormigueros, y fue exhibida en la instalación Un Mar, en el año 2005 en la Alianza Francesa de Buenos Aires. Tres personas vacacionando, de espadas a una fuente, sonriendo ante la cámara que busca capturar el recuerdo. El recorte realizado sobre la fotografía (pinchudo y de formas orgánicas, como muchas de las esculturas de este artista) separa a los fotografiados, aparta sus figuras, delinea su soledad (leitmotiv por excelencia en la obra del rosarino). Dicen que todo recuerdo es, por definición, fantasmático, y toda vacación perecedera. Como perecederas son las instalaciones escultóricas del artista postapocalíptico más famoso de la actualidad.

“No disfruto la construcción de ningún tipo, no soy hábil, ya ni siquiera dibujo, solía hacer collages pero ya ni siquiera eso, ahora lo que hago es, sobre todo, escribir”, le cuenta Villar Rojas a una curadora sueca en una entrevista reciente colgada en youtube, mientras describe una exhibición tan impecable como su meteórica carrera. Luego de escucharlo, sus hormigueros se convierten en túneles secretos que conectan pasado y presente por fracciones de segundo. La imagen de un encuentro así, para ser justa, sólo puede aparecer ante nosotros montajísticamente, en un breve collage de tiempo.

¿Pero cómo nos mira esta obra desde esta muestra? La curaduría no disimula hacia dónde apunta el gesto fundacional del museo, aun cuando se trata de un gesto contingente y de altos grados de inestabilidad. Su fibra se advierte cuando descubrimos que la obra del joven de las megainstalaciones, el Joven Manos de Arcilla, es a fin de cuentas un pequeño cuadrito, colgado al fondo de un pasillo angosto.

Coleccionar es un virus venido del espacio digital
Si el valor de cambio se aloja en algún elemento por excelencia, es en la figurita. Ella lo contiene todo: brillo, deseo, star system, transacción. Aunque si tiramos del hilo de la infancia, tal vez podamos recobrar de la figurita algo de otra lógica, algo levemente distinto de la intercambiabilidad de lo que siempre es igual. Dice Leo Estol: “Empezamos a coleccionar cuando niños buscando sacar del fondo del bolsillo el montón de figuritas y cambiarlas con otro compañero. En el acto aparece la búsqueda de un todo anhelado que es completar el álbum pero también, relacionarse con los demás buscando algo que uno no tiene y cuyos bordes son inaprensibles”.

#Encontrado funciona, en principio y antes que nada, como un juego que tiene que ver con resetear la percepción sobre el entorno cotidiano, superponiéndole la filmina de las obras de arte que pueblan nuestro inconsciente, pero siempre respetando –he aquí la regla principal- la materialidad de dichas obras. Como el Preguntados, el nombre de este juego es un participio, una forma no personal de la acción: el sujeto circula por la ciudad de Córdoba y va encontrando imágenes, a las que fotografía con el celular para luego subirlas a su cuenta de Instagram. El charco verde podrido al lado de una alcantarilla es un García Uriburu, los restos que quedan de una pizzeada con amigos un Gugger, la caja de una torta un Buren, un semáforo descompuesto un Avello, el colchón de un linyera tirado a la calle un Kuitca y así. Tomás Quiroga afirma que le interesa mucho más el comportamiento que genera #Encontrado que la colección en sí misma (amigos y contactos, infectados por el virus, no paran de mandarle fotos de sus propios encontrados). Participio o generador de memes, aplicación, es decir puro procedimiento.
Es raro lo que hace #Encontrado con la historia del arte porque en un principio, ella pareciera ser su tema. Luego, su modo de operación: del situacionismo toma el decálogo completo (deriva urbana, juego, detournement); del surrealismo el objet trouvé (Tomás no sale a por los encontrados, si no la obra se llamaría “buscados”); mientras que del apropiacionismo ya está –indefectiblemente- de vuelta. Porque ¿qué sentido tendría hablar de apropiacionismo en tanto proceder artístico, distinto de lo que hacemos todos los días con las imágenes en nuestros celulares y computadoras? Imágenes que son, según advierte Silvia Schwarbock respecto de la imagen electrónica, “paganas de nacimiento”. ¿Tiene algún interés para nosotros volver a revisar el estatuto de la copia y el original? La frase ya se remixó varias veces: la obra de arte ha ingresado en la época de su reproductibilidad digital.
#Encontrado vive en https://www.instagram.com/tomasquiroga_ar/, y la historia del arte se le pega por vía de la calle tanto como de la red. Su primer exhibición, en Galerías Efímeras, tuvo lugar en un teléfono celular: “Desde el 17 al 28 de junio, allí por donde Tomás ande llevará la muestra consigo, y quien se encuentre con él podrá acceder a ella. Es una muestra de bolsillo, una muestra móvil y su movilidad puede rastrearse mediante GPS en una página de internet”, escribía Eva Finquelstein, curadora de las Efímeras. Mientras que para la exhibición en Unidad Básica, se dispusieron unas tiras de papel obra impreso en plotter, colgadas de unos tensores de acero, e imitando la seguidilla de imágenes que nos tira Instagram. Al costadito de cada encontrado, vemos la fecha de subida y los megusteos de sus seguidores en forma de corazón.
Montaje de memoria y azar, la historia del arte está inscripta en el inconsciente óptico de Tomás en forma de emoticones. Como suele decir de sí mismo Rafael Cippolini, podríamos decir de Tomás: su inconsciente está construido (perdón, formateado) a partir de bits. Cuando meses atrás presentó otros de sus trabajos en la muestra Humus, Manuel Molina lo bautizó flaneur 2.0., porque los restos urbanos y los residuos digitales son su material, mientras la calle y el disco de la compu, los pasajes por donde se mueve. Y la curaduría de Figuritas, en vez de suavizar estas tensiones, las aviva.
Cierta noche durante el Mercado de Arte, Tomás dejó en un estacionamiento y a disposición de los espectadores varios tacos de estas figuritas en su versión analógica, que no podía ser otra que la del sticker coleccionable. Muchos nos lanzamos como pirañas. Las imágenes iban siendo arrebatadas según nuestro álbum mental de preferencias, inaugurando otra instancia de circulación, externa a ellas mismas. Es un hecho: a la pregunta de Eva Finquelstein: “¿Dónde vive la Gioconda? ¿Alta en el cielo o en los llaveritos?”, en vez de responderla, Tomás la haría remera.

Agosto 2016

 1 Inmateriales porque, aun cuando trabajan la materia, su fuerza productiva se calcula con la vara de la producción cognitiva. 

2 Tal el nombre de las primeras ediciones del Mercado de Arte de Córdoba, en 2013 y 2014.

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